Nadie nos preparó para esto.
Hicimos simulacros de incendio, practicamos RCP y cómo actuar en diferentes circunstancias...pero una pandemia, no.
El aprendizaje es día a día.
¿Qué vendrá después? Nadie lo sabe, pero así es la vida.
Cambiamos el SUM de Senderos por el Zoom desde casa.
Empezamos a conocernos desde otros lugares, cada uno en algún rincón de la casa (“¡Uy! que lindo color de tu pieza?” “no miren el despelote que tengo” “¡Qué suerte, tenes jardín!”) y también, desde el lugar del encierro, confinamiento, aislamiento...o como cada uno prefiera llamarlo, en mi caso...desde casa, por ahora.
Sin querer queriendo en algo nos preparamos y es a no soltar la mano de nadie en un momento difícil. Lo presencial se hace ahora solo desde lo virtual, el único ingrediente que falta es el abrazo, un beso.
Pero no todo es angustia...hemos pasado cumpleaños, bailes y le hicimos un lugar bien grande a reírnos.
Para muchos, volvimos familiar los diferentes usos del celular, como videollamadas de una sala a otra, videos para enseñar una receta, poner música, sacar fotos,etc. “Vamos a subirlo a nuestro Facebook” es moneda corriente, como bajar 12.45hs para almorzar.
Conversamos con los usuarios y sus familias, podemos conocernos un poco más...en definitiva esta situación nos atraviesa a todos, “somos parte del problema y la solución”.
¿Que hubiese pasado si esto nos sucedía antes de tanta tecnología disponible? La respuesta es tan incierta como qué vendrá después, pero en esta última...el que vendrá después si podemos “alterarlo, modificarlo”. No aflojar, seguir acompañándonos, apostar en cada uno...si en definitiva lo que más necesitamos es saber que el otro está.
¿Todo el día con el celular? una pregunta muchas veces de reclamo...hoy es un agradecimiento, gracias por estar todo el día con el celular, la mano que me queda libre la uso para tomar unos mates juntos.
Las videollamadas las usé mucho de vacaciones, tantos días lejos me exige ver a la gente que quiero...será que este presente es otro viaje, otra aventura que sabremos llevar adelante, porque sin querer queriendo...tenemos kilómetro y kilómetros de aventuras.
Un beso, un abrazo y compartir una ronda de mates hoy es una amenaza. El mundo se puso patas para arriba...sin querer queriendo de eso sabemos, aprendimos en Senderos a vivir en un mundo muchas veces poco amigable, pero ahí vamos...con la certeza de que todos merecemos vivir en un mundo más justo...todavía tengo grabado el primer viaje que hice, llegamos al hotel de Bariloche y la gente nos miró como marcianos, en un abrir y cerrar de ojos se dieron cuenta que es divertido conocer gente nueva y que los marcianos son de las historias fantásticas.
Ligia Méndez
Facilitadora, Coordinadora del Taller de Fotografía,
Senderos del Sembrador